Las 5 principales amenazas de ciberseguridad que pueden poner en jaque tu negocio

Desde contraseñas débiles hasta ataques de phishing, descubre los riesgos más comunes y cómo proteger tu empresa antes de que sea demasiado tarde.

Las 5 principales amenazas que pueden poner en jaque tu negocio

6 mayo, 2025|Categorías: Transformación digital|

Cámarabilbao

La información es uno de los activos más valiosos de cualquier organización en la actualidad. Sin embargo, a menudo se subestima la importancia de protegerla adecuadamente. Muchas empresas, especialmente en pequeñas y medianas, confían en que “a ellos no les va a pasar” o que no son un blanco atractivo para los ciberdelincuentes. La realidad es muy distinta: los ciberataques no discriminan por tamaño ni por sector. De hecho, es común que los atacantes busquen precisamente a aquellos con menores defensas.

La ciberseguridad no es solo un tema técnico; es una cuestión estratégica. Una brecha de seguridad que puede traducirse en pérdidas económicas, daño reputacional, sanciones legales y la pérdida de confianza por parte de clientes y socios. Por eso, conocer las principales amenazas y cómo prevenirlas no es opcional, es vital.

1. Sistemas desactualizados

Uno de los errores más comunes en las empresas es no mantener al día sus sistemas operativos, aplicaciones y dispositivos. Cada actualización de software no solo aporta mejoras de rendimiento, sino que corrige vulnerabilidades que han sido descubiertas. Cuando una empresa sigue utilizando versiones antiguas o ignora las actualizaciones, se convierte en un blanco fácil. Los hackers analizan estas brechas conocidas y las aprovechan para infiltrarse sin que nadie lo note.

Implementar políticas de actualización automática y contar con un equipo (interno o externo) que supervise el mantenimiento constante de los sistemas es fundamental. Además, es recomendable realizar auditorías periódicas para identificar software obsoleto o sin soporte, y reemplazarlo por versiones actuales o alternativas seguras. No se trata solo de los ordenadores: routers, impresoras, servidores y cualquier dispositivo conectado a la red deben formar parte de esta estrategia. El coste de una actualización es mínimo comparado con el de una brecha de seguridad.

2. Contraseñas débiles

El uso de contraseñas poco seguras como “123456”, “admin” o el nombre del usuario sigue siendo tristemente habitual. A esto se suma la costumbre de reutilizar la misma clave en múltiples cuentas. Si un solo servicio es comprometido, todos los demás quedan expuestos.

Fomentar una política de contraseñas robustas es esencial. Estas deben incluir letras mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales, con una longitud mínima de 12 caracteres. Para facilitar esta práctica sin sacrificar la seguridad, es altamente recomendable el uso de gestores de contraseñas que generen y almacenen claves seguras. Además, la autenticación multifactor (MFA), que combina algo que el usuario sabe (la contraseña) con algo que posee (como un móvil o un token), añade una capa adicional que dificulta enormemente el acceso no autorizado, incluso si una contraseña es robada.

3. Phishing

Los correos electrónicos de phishing han evolucionado. Ya no son mensajes mal escritos de príncipes nigerianos; hoy imitan la apariencia de correos oficiales de bancos, proveedores o incluso compañeros de trabajo. Basta con que un empleado haga clic en un enlace malicioso o descargue un archivo comprometido para abrir la puerta a un ciberataque.

La formación continua en ciberseguridad es la mejor defensa contra el phishing. No basta con una sesión puntual; se deben realizar capacitaciones periódicas, actualizadas con las últimas técnicas de ingeniería social utilizadas por los ciberdelincuentes. Los simulacros de phishing también son muy útiles: permiten evaluar la reacción de los empleados ante intentos simulados y corregir errores antes de que ocurran en un escenario real. Complementar esto con filtros avanzados de correo y sistemas antiphishing también reduce significativamente el riesgo de que estos mensajes lleguen a los buzones de entrada.

4. Accesos sin control

En muchas empresas, los empleados tienen acceso a más información de la que realmente necesitan. Esto multiplica el riesgo de fugas accidentales o intencionadas, además de dificultar el seguimiento de la trazabilidad de los datos.

Aplicar el principio de “mínimo privilegio” implica que cada empleado o colaborador solo tenga acceso a la información y recursos que necesita para desempeñar su función. Esto debe gestionarse mediante un sistema de roles claramente definidos, y debe incluir revisiones regulares para asegurarse de que los permisos sigan siendo adecuados con el paso del tiempo. Además, es clave establecer registros (logs) de acceso que permitan auditar quién accedió a qué información, cuándo y desde dónde. Estas prácticas no solo aumentan la seguridad, sino que también ayudan a detectar comportamientos sospechosos antes de que se conviertan en incidentes mayores.

5. Cultura de seguridad

La seguridad informática no es solo tarea del departamento sistemas. Todos los miembros de la organización deben ser conscientes de su papel en la protección de los datos. Un solo error humano puede tener consecuencias devastadoras.

Crear una cultura de seguridad sólida requiere un enfoque transversal. La dirección debe liderar con el ejemplo, estableciendo normas claras y asegurándose de que todos los empleados, desde el nivel más operativo hasta la alta gerencia, entiendan su responsabilidad en la protección de la información. Esto implica formación continua, acceso fácil a recursos educativos, y la inclusión de la ciberseguridad en los procesos cotidianos. También es importante fomentar una cultura donde los errores se puedan reportar sin miedo, para poder corregirlos a tiempo. La seguridad debe formar parte del ADN de la empresa, no ser una preocupación secundaria o un obstáculo para la productividad.

¿Tu empresa está preparada para enfrentar los desafíos de la ciberseguridad?

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El programa PYME Cibersegura es un servicio subvencionado al 40% para resolver los problemas de ciberseguridad que puedan surgir en tu día a día. Está dirigido a empresas y autónomos que utilizan Internet en su actividad, y deben proteger sus activos y negocios. Expertos en digitalización te ofrecerán un servicio técnico adaptado a tu negocio.

Este programa se divide en dos fases. En la primera fase se elabora un diagnóstico asistido, donde se realizará un análisis exhaustivo del nivel de ciberseguridad de la pyme y sus posibilidades de mejora de la protección mediante el estudio de su dependencia de las TIC, riesgos cibernéticos a los que se expone, cultura de seguridad de la información y protocolos de actuación, que permite conocer la situación de la empresa destinataria. Tras el análisis en Ciberseguridad y el Plan Personalizado de Implantación, en la segunda fase, una serie de proveedores externos a la Cámara realizarán la implantación de soluciones junto con la memoria del proyecto que van a implantar. La implementación está subvencionada en un 40%.

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